Una tarde de principios noviembre (2009) nos dan un dato de pesca el cual no creímos cierto, así que decidimos confirmarlo, el dato puntualmente nos decía, que en un rio de montaña, con aguas algo templadas, pero con características como en los que encontramos truchas, pero en este caso con una población de “tarariras”. Luego de un breve viaje, llegamos al lugar puntualizado, se trata de un arroyo de interesantes dimensiones, agua cristalina, diferentes accidentes, como pozos y correderas bastante fuertes, todos lugares no muy propicios para encontrar esta especie.
Luego de estacionar el auto bajo unos arboles, ni armamos las cañas ni nada, porque nuestra lógica nos decía que no había nada en ese lugar salvo gran cantidad de mojarras y renacuajos de sapo, luego de un pequeño examen del lugar, decidimos ir a armar los equipos por las dudas y por esas cosas de la vida hubiese alguna trucha traída por alguna creciente, cabe destacar que llevamos equipos de spinning, señuelos y pequeñas cucharas giratorias. Después de un par de intentos y sin obtener respuesta alguna, divisamos el ataque de lo que supusimos podría llegar a ser una tararira, grande fue la sorpresa cuando hago pasar mi cuchara cerca de unos juncos y un violento pique sacude mi caña, y el salto inconfundible era una tararira, no lo podíamos creer, luego de sacarla del agua un par de fotos para documentar este hecho y de nuevo al agua, así y para regocijo nuestro descubrimos un lugar impensado para la pesca de este maravilloso pez, en un marco espectacular.
Luego de estacionar el auto bajo unos arboles, ni armamos las cañas ni nada, porque nuestra lógica nos decía que no había nada en ese lugar salvo gran cantidad de mojarras y renacuajos de sapo, luego de un pequeño examen del lugar, decidimos ir a armar los equipos por las dudas y por esas cosas de la vida hubiese alguna trucha traída por alguna creciente, cabe destacar que llevamos equipos de spinning, señuelos y pequeñas cucharas giratorias. Después de un par de intentos y sin obtener respuesta alguna, divisamos el ataque de lo que supusimos podría llegar a ser una tararira, grande fue la sorpresa cuando hago pasar mi cuchara cerca de unos juncos y un violento pique sacude mi caña, y el salto inconfundible era una tararira, no lo podíamos creer, luego de sacarla del agua un par de fotos para documentar este hecho y de nuevo al agua, así y para regocijo nuestro descubrimos un lugar impensado para la pesca de este maravilloso pez, en un marco espectacular.
Muy buenas noticias Franco, impecable tu descripción y una alegría enorme conocer que se pueden encontrar hoplias en lugares de este tipo de características.
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