En busca de nuevos pesqueros. El dicho dice “el que espera desespera”, y así nos encontramos los pescadores, en épocas que la pesca disminuye o se vuelve más difícil, tal es así y por una serie de datos y por averiguaciones propias, decidimos probar un nuevo ámbito de pesca. Fue así que en una semana armamos viaje hacia el rio Suquia, lo pescaríamos en la ciudad de Rio Primero distante a unos 70 km, de Villa Carlos Paz. Los datos nos vaticinaban una buena pesca de bagres blancos de muy buenos portes, preparamos diferentes carnadas, menudos de pollo, lombrices y mojarras vivas.
El jueves 22 de julio, partimos a las 7:45 hs. Rumbo a nuestro destino, llegando a las 9:00 hs. El rio tenia una profundidad de máximo un metro, y una claridad que no nos convenció, así fue que decidimos ir aguas abajo hasta la localidad de Santa Rosa de Rio Primero distante 30 km, al llegar notamos ciertos cambios en la fisonomía del rio, la profundidad era mayor, el cauce mas angosto y una turbidez propia de un rio de llanura. Luego de preguntar a los lugareños por donde se encontraban los mejores sectores de pesca, nos dirigimos hacia una arenera que hay sobre el rio, los primeros intentos los realizamos con aparejos de fondo y con mojarra viva, paso poco mas de media hora sin tener ni un solo pique, y con mucho frio ya que un fuerte viento sur no nos daba respiro, decidimos tratar de seguir rio abajo mas cerca de la desembocadura con la laguna de Mar Chiquita, distante unos 90 km. Luego de transitar por la ruta y charlarlo entre los que viajamos optamos por ir directamente a pescar a la laguna, con tanta mala suerte que al llegar, la “mar” se encontraba en bajante y era imposible llegar al agua, ya que desde la costa hasta el agua había mas de 150 metros, fue así que desilusionados, volvimos sobre nuestros pasos y realizar unos intentos debajo del puente de la ruta sobre el rio primero, el cual presentaba a priori muy buenas condiciones para la pesca. Una vez ubicados, armamos una suerte de campamento, tiramos las cañas y comimos algo. Probamos con todas las carnadas que llevamos y pescamos por poco mas de tres horas y ningún pique, ya con la desilusión a flor de piel, ni mojarras vimos en el rio, pensábamos en volver, cuando vemos algunos movimientos en la superficie, todos tiramos enseguida sobre los borbollones pero fue en vano. Una vez levantado el campamento, me acerco a la orilla para lavarme las manos y pude observar varias viejas del agua, y deduje que ellas eran las causantes de los movimientos en superficie.
Así fue que infructuosamente pudimos relevar este pesquero que siempre nos sedujo pero nunca pudimos pescar, esto no nos desalentara en un futuro para volver a intentar pescar algo en el.
muy linda la experiencia y lamento q no hallan sacado algo...
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