Recibo un llamado de mi amigo Ezequiel para
juntarnos a cenar, luego de la cena y como estoy incursionando en el atado
después de pescar con mosca durante ya once años, le digo de ir a atar un rato,
mientras atábamos las moscas, las ganas
de pescar salieron a flor de piel y sin pensarlo a las 4 AM, se nos ocurre salir rumbo a un lugar que prometía
buenas capturas.
Poco más de una hora en auto nos separaron de
un lugar espectacular, armamos nuestros equipos ante un clima el cual nos
recibió con muchísimo frío, no llegaba a diez grados, pero con un pronóstico
que vaticinaba los treinta para el mediodía.
Este río se salva de la presión de pesca y de los
pescadores furtivos no gracias a un control coherente de la agencia encargada
de ello sino, a un celoso cuidado de quienes habitan cerca de el, demostrando
con esto que si se controlase en otros ámbitos, la realidad de la pesca de
truchas en Córdoba seria totalmente diferente, y sus portes serian similares a
los de Mendoza o la
Patagonia.
Sin mas dejo las imágenes que demuestran lo
expresado en palabras.
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